Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
y se celebran torneos
de ajedrez a pleno sol
en la plaza que del Rollo
allá en tiempos se llamó,
(después del Generalísimo
y hoy de la Constitución)
donde un Rey blanco a su Dama
aconseja precaución:
"No salgas a escena,
Reina,
al empezar la función,
que ya llegará el momento
de demostrar tu valor.
Mira que hay entre las negras
algún obispo traidor,
más de un bufón.medio loco
y mucho jaco trotón;
torres que a su Rey protegen
cuando llega la ocasión,
y multitud de peones
que son carne de cañón."
Mas la Dama no hace caso
de tan prudente sermón,
y en el centro del tablero
se coloca sin temor.
Y ya la acosa un caballo,
ya la ataca algún peón,
ora un alfil la amenaza,
ora lo hace un torreón,
y la Dama baila y baila
buscando la salvación,
para acabar pereciendo
a manos de un vil matón,
que en lugar de frente a frente
la mata de refilón.
"¡Blancadama, Blancadama,
Blancadama de mi amor!
llora el Rey inconsolable
temiéndose lo peor.
Si tú me faltas, mi Reina,
dime aquí qué pinto yo."
Y se rinde a su enemigo
y termina en el cajón,
maldiciendo a la inconsciente
que ha sido su perdición,
sin que del rezo se libre
la madre que la parió.
Autor: Don José Rodríguez