Berlin Kaffee |
Lejanos quedan ya aquellos tiempos en los que las mejores partidas de ajedrez se desarrollaban en los más afamados cafés de Lóndres, París, Berlín o Nueva York. Hoy en día esto es impensable, ya que los torneos de cierta relevancia se desarrollan en salas en las que el público está alejado de los jugadores, y estos tienen prohibido comer, beber, fumar, escuchar música, etc. mientras juegan.
La relación entre café y ajedrez ha sido siempre estrecha. Casi todos los ajedrecistas toman café, a los jugadores aficionados se les denomina "cafeteros" para diferenciarlos de los jugadores de Club, supuestamente más instruidos en el noble arte de los trebejos.
Desde el año 1999 los ajedrecistas, como otros deportistas, están obligados a pasar controles antidoping en aquellas competiciones de ámbito nacional; la cafeína es una sustancia dopante, en determinadas cantidades, así por ejemplo tres tazas de café antes de una partida serían suficientes para dar positivo en uno de éstos controles.
Hace poco , en una revista rusa, se publicaba un artículo en el cual se indicaba que el consumo de café (cafeína) mejoraba el rendimiento de un ajedrecista, debido a que reducía la fatiga o, al menos, la retrasaba, además de mejorar la capacidad de concentración. Para que estos efectos se dejen notar recomendaba no tomar ni una sola gota de café en los tres días anteriores a la "partida del siglo" y luego el día de juego, una hora antes de comenzar, tomar una buena taza de café solo, recién hecho y sin azúcar (éste se toma aparte).
Sin poner en duda los efectos positivos del consumo moderado de café, lo cierto es que para ganar una partida hace falta algo más que una buena taza de café, hay que conocer la teoría de las aperturas, los secretos del medio juego y la técnica de finales.