Escuela de Ajedrez

domingo, 23 de julio de 2017

AJEDREZ EN EL CAFÉ COLÓN

A las tres de la tarde,  fieles a su cita con el tablero, Honorio, Paco y Ricardo acudían todos los días al Café Colón,  único bar que, por aquellas fechas, disponía de un tablero de ajedrez.
Honorio de la Iglesia, jugador de Ajedrez
A esa hora  el local estaba repleto, con la mayor parte de las mesas ocupadas  por quienes pasaban la sobremesa jugando a las cartas o al dominó. Solo en una mesa se jugaba al Ajedrez; situada  junto a uno de los ventanales que daban a la calle.
Las partidas se disputaban sin reloj, pero a buen ritmo, al toque, conscientes de que mientras dos jugaban el tercero esperaba impaciente su turno. En ocasiones se sumaba algún jugador más , que debía esperar turno pues, como ya hemos señalado, había un solo tablero.
Era frecuente contar con la presencia de espectadores quienes, pese a tener escasos o nulos conocimientos sobre Ajedrez, no dudaban en animar a su jugador favorito haciendo, incluso, pronósticos sobre el resultado de la partida.
El ruido, a veces ensordecedor, generado por las numerosas conversaciones que se sucedían en las mesas, la barra del bar y la televisión, siempre a todo volumen, unido al intenso humo que invadía el local, parecían no molestar  a los jugadores de Ajedrez, concentrados en la partida y ajenos  a todo lo demás.
En  los meses  de verano las partidas se trasladaban al magnífico patio  del bar, proviso de un gran número de plantas que proporcionaban  sombra y frescor. Los fines de semana se jugaba algo más tarde, aprovechando que tanto Honorio como Paco no tenían que abrir sus respectivos negocios, a las cinco.  Durante mucho tiempo  nunca faltó una partida de Ajedrez en el Café Colón. Hablamos de los años 1976 - 1977, una época ya lejana en el tiempo; posiblemente la mejor  del Ajedrez en Los Navalmorales.
En aquellas mesas de hierro y mármol se disputaron cientos, sino miles,  de partidas, casi siempre con los mismos protagonistas: Honorio, Paco y Ricardo. Las partidas  no se anotaban, por ello  no hemos podido encontrar  alguna de ellas para reproducirla aquí; lamentablemente  tampoco tenemos  fotos de aquellas tardes de Ajedrez.
Se jugaba un ajedrez combativo,  "al ataque", como justaba decir a Paco. Se  buscaba la victoria sin  especulaciones, siempre con  absoluta caballerosidad.